«Después…
Van a venir a contarnos a la cárcel sobre lo bonito que salió el plebiscito.
Que con papel y lápiz ahora existen derechos para ti y para mí.
Nos van a pedir en esta fiesta cívica que nos portemos bien, que no hagamos huelga de hambre.
Que respetemos la resolución de la Ilustrísima Corte de Apelaciones.
Nos van a decir que el pasado debe quedar atrás. Que ojos menos, que ojos más.
Que veintidós, que veintitrés, que les habilitarán el cuarto piso del museo de la memoria. Que ahí podrán a ir a llorarlos sus madres. Que hagan una fundación aparte, si quieren.
Que ahora se necesitarán sólo tres personas para tener una personalidad jurídica.
Que habrán comisiones de verdad y reconciliación.
Que sacarán un libro bonito con láminas a color.
Que se iniciará una nueva transición.
Y que habrá que vivir con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada.
Nos van a decir que si no respetamos los acuerdos que no firmamos, nos van a pegar más fuerte.
Que nadie quiere otra dictadura.
Que la democracia y los derechos son significantes vacíos y hay que llenarlos, que después habrá que votar por ellos, por ellas y por elles.
Para que los cambios se mantengan, para hacer nuevas y mejores leyes.
En sintonía con el nuevo pacto.
Leyes para el siglo XXI.
Una amiga me dice que la historia le suena conocida.
Que no se traga el cuento que tenemos que hacer algo
Y yo ardo en ganas de devenir
(….)»
-Cristóbal Palma, preso de la revuelta.